En nuestra sociedad es muy común que se confunda "sexo" con "sexualidad", términos que no significan lo mismo, ya que mientras el sexo se refiere al conjunto de características anatómicas y fisiológicas que hacen diferente al hombre de la mujer, y que al complementarse permiten la reproducción de la especie; la sexualidad, en cambio, comprende aspectos que van más allá de las diferencias corporales y del proceso generador de descendientes.
La sexualidad humana puede entenderse como un sistema que resulta de la interacción de cuatro potencialidades:
1. La reproductividad o posibilidad de generar nuevos individuos.
2. El género o conciencia de pertenecer a uno de los dos sexos.
3. El placer o erotismo en el encuentro intimo.
4. La capacidad de vinculación afectiva con otras personas, lo que permite al individuo integrarse a un entorno social y cultural.
De esta forma los individuos construyen su propia noción de sexualidad, influidos por sus experiencias, como por la relación con el grupo social en que se desenvuelven y las cuatro potencialidades anteriores.
las potencialidades sexuales operan integralmente, es decir, existen vínculos tan estrechos entre ellas que cualquier cambio en una, ocasiona modificaciones en las otras. Por esa razón, cuando se estudia la sexualidad no debe subestimarse ninguna, pues podrían sacarse conclusiones incompletas y deficientes.
El erotismo consiste en la capacidad de disfrutar las experiencias relacionadas con el deseo, la excitación y el contacto sexual, así como los modelos de pensamiento y conducta que el individuo y la sociedad generan alrededor de dichas experiencias. El significado de sexualidad no estaría completo si no incluyera el plano de los vínculos afectivos entre seres humanos, es decir, la facultad que poseen estos para desarrollar lazos emocionales hacia los miembros de la familia, amigos, y, en este caso, la pareja, cuya unión constituye la manifestación más representativa del amor, aunque no la única.
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